jueves, 22 de diciembre de 2011

A una mujer imposible

 Francamente entiendo que no sos para mí, que no tengo nada con que conquistarte, no tengo un buen físico, no tengo una cara bonita, no tengo donde llevarte de paseo, ni siquiera tengo tanto tiempo como el que quisiera dedicarte. Directamente no estoy a tu altura. Tal vez nunca entiendas que esto es para vos, tal vez nunca te des cuenta o directamente nunca lo leas, porque delante mío siempre va a haber una sombra que lo opaque, y todo lo que haga sería trivial.
 ¿Cuantos hombres estarían deseando lo mismo que yo en este mismo momento? Mas grandes, mas fuertes, mas listos y perspicaces, ¿A cuantos le habrás sembrado aquellas semillas de esperanzas? Y me parte el alma, me quiebra al medio, quisiera que sepas aquello que ocurre cuando estoy a tu lado, y lo que no ves. ¿Cómo explicarte sencillamente? Es entender que ya no existe el tiempo, es creer que todo se limita a tus pasos, es hacer lo posible por verte sonreír, es dedicarte cada latido habido y por haber. Y la puta madre, es este miedo constante, esta idea de que te marches si mi garganta grita lo que muere en mis labios, idea que quizás por miedo se hace aun mas fuerte al oírte hablar de otros que lo intentaron, “mas vale intentar y perder que nunca haberlo hecho” dicen muchos, pero ¿Cómo? ¿Quién es el idiota que perdería un tesoro de tal magnitud? Tu belleza me nutre, tu tristeza me ahoga, tus sonrisas me hacen emocionar y son tus ojos los que me demuestran que todavía existe un mundo verdaderamente hermoso. No voy a hablar de amor, ni de obsesión, sé que te quiero de una forma diferente, en grandes dimensiones, que me encantaría ser el que te haga sonreír. Verte mas hermosa cada mañana al despertar y saber por qué te elegí entre millones, descubrir lo natural de la vida al verte sin maquillaje, respirar de tu aliento como el perfume mas hermoso del mundo, verte dormir y comprender los misterios invalorables de la vida; quisiera ser aquello ultimo en lo que pienses al dormir y lo primero que veas al despertar. Pero mas que nada en el mundo, lo que quisiera es que fueras feliz, feliz con o sin mí, y quizá no pueda ofrecerte esa felicidad, más solo me queda admirarte de lejos.  Te quiero. Siempre.

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