[…] “Marcos:
En tus ojos pude ver tantas cosas, miedo, amor, tristeza, zozobra, melancolía. Tan frágiles eran aquellos días donde me hacías temblar con solo algunas palabras o alguna mirada. Pero no todo es bueno, hay personas que no se dan cuenta que, al igual que la oscuridad, el exceso de luz no deja ver; tal vez nos enceguecimos, tal vez encegueciste, tal vez no quisimos ver.
¿Para que hablar de cosas malas? Lo único que quiero es dejarte un lindo recuerdo, saber que alguien no me va a odiar, no importa aquellos dobleces que tenga esta hoja, o lo amarillento que se ponga con el tiempo; tal vez se borren palabras, ¿Por qué no habrían de hacerlo? ¿Acaso no se borran nombres en la memoria de un anciano? Pero se que al menos en tu corazón mi recuerdo va a seguir palpitando. Porque así es, sin querer se siembra la semilla del amor y al momento de cosechar terminamos destruyendo lo que con el tiempo fuimos creando. No porque quisiéramos, sino porque debimos.
Tal vez en aquello puse mi fé, en mi apocalíptica vida, creyendo que todo lo demás era baladí. Algún día, algún día mí querido Marcos, te vas a dar cuenta de que en esta tierra no hay ángeles ni demonios, solo seres humanos, ni tan Ángeles, ni tan demonios. Esbirros asquerosos de la inmundicia, del egoísmo y de la idiotez. Somos parte de esta tierra, por eso nuestros cuerpos se secan y se disgregan como las hojas del Jacaranda; por eso nuestras esperanzas se deshojan como los árboles en otoño y al tiempo florecen como lo hacen en primavera.
No hay cosa tan verdaderamente buena, o desquiciadamente mala. El sol sale en el horizonte para algunos y para otros todo se vuelve oscuridad; el girs es matiz de nuestro espejo y la luz de nuestros días, solo en días de lluvia el cielo muestra su verdadera cara. No se tapa con el hipócrita sol o la mascara de la luna. Estoy intentando decirte, Marcos, que no todo es malo; quizá lo que yo elija no es la mejor forma de calmar tanto dolor y miedo, pero me complace decir que no es la peor. Algún día llegaras a comprenderme, o tal vez a aceptarlo. No es sabio quien nace sabiendo, sino aquel que sabe aprender; la magia es un enigma Marcos, al igual que la vida. Pero si hay algo que supere el enigma de la vida, es el misterio de la muerte y el amor.
Es inevitable el dolor que tal vez sientas al enterarte, pero tu sufrir es opcional. Sé vos mismo y nunca te dejes vencer. Hasta siempre.
Te quiere. Carla.”
Después de muchas lágrimas, me venció el sueño.
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