- Te acordas del negro Mora?
-¿Qué negro Mora? No, ni puta idea, ¿Quién e´?
- El negro Mora boludo! El que iba con nosotros al colegio!... El viejo era mecánico o algo por el estilo, ¿Te acordas que le arreglaba los camiones a don Vitone? el tano que tenía la quinta que estaba frente a tu casa!
-Ta´ q mier... Ni sé de quién hablas che.
- Bueno no importa, la cuestión es que hoy lo cruce por el centro, ¡grandote! ese debio andar laburando bien porque se lo veía bien empilchado y bien rellenito, ¡parecía un oso!
- Che y qué, ¿Se había mudado?
-Así parece, yo desde chiquito ya que no los ví mas, de un día para el otro desaparecieron, no nos hablábamos mucho igual pero me impresionó verlo hoy, ¡Qué grandote estaba! La mierda, como crecimos y que hecho mierda que estamos nosotros dos-
- ¿Vo deci´ Miguel?
- Si, este pueblo es una mierda, nos quitó la poca dignidá. Acostumbrarse es el peor veneno que se pueda tomar. Vamo Juan, vamo a hablarle, él debe tener algo pa contar.
Curiosos como felinos Juan y Miguel siguieron los pasos de "El negro mora" hasta el sitio donde, gracias a sus prácticas diarias, pudieron crear la ilusión de la mismísima casualidad. Pero ya todos sabemos que las casualidades no existen, y que cada persona en nuestra vida, aunque fugaces, dan nuevos rumbos a nuestro fiel destino.
-¡Negro! ¿Mora sos vos?
-¿Perdón?
- Eduardo Mora, El negro, ¿Sos vos? Si, sos vos, !Yo te reconozco! ¿Me va a decir que vos a mi no?
- Te veo cara conocida che, ¿Miguel? ¿Miguelito?
- ¡El mismo pero mas viejo che! ¿Cómo estas tanto tiempo? A vos si que te trata bien la vida ehh... Mirá te presento, no sé si te acordas de él, es Juan, Juan Acosta, iba con nosotros al mismo colegio, pero al grupo de al lado... Contame Negrito, qué anduviste haciendo todos estos años.
- Aca, tuve que volver a este pueblo de mierda a buscar unos papeles, ando de trámite en tramite con esto de que falleció mi viejo. No tengo muchas ganas de quedarme pero el viaje me mato, cómo vine a nacer en estas ruinas olvidadas por los ojos de Dios y del Diablo. Pero mañana a la mañana ya arranco vuelo, hoy voy a descansar un poco-
-¡Uh! Mis respetos Negrito, no quería joder. Pero, ¿Cuando murio tu viejo?
- Ta todo bien, quedate tranquilo. Hace tres días, ahora estoy haciendo unos tramites para recibir unas cosas que me dejó y terminar una semana difícil.
- ¿No queré que nos tomemo un vermú y charlamo un poco? Capá que un poco de distracción ayuda-
- Quería descansar un poco, pero tenes razón, un vermú siempre ayuda-
El ocaso los sorprendio entre copa y copa, nombres, risas, historias breves e irrelevantes. Eduardo y Miguel comenzaron a balbusear entre dientes, ebrios de tanto beber a penas podían caminar en linea recta. Pero Juan en ningún momento había terminado de tomar su primer vaso, inquietado y nervioso no dejaba de mirar de reojo a Eduardo, se repetía una y otra, y otra vez lo mismo en la cabeza. Una idea lo estaba consumiendo. La salvación, la llave a despojarse de toda una vida de ausencias y carencias en general. Pero, solo no lo podía lograr, tal vez si, pero no era tan fácil, no quería arriesgarse y por otra parte no se animaba a hacerlo solo.
Eduardo hace un freno a la bebida y con dificultad se reincorpora de pie abandonando su silla. Desde el asiento donde estaban hasta el baño del bar habían unos diez pasos, uno y cada uno de esos pasos fueron un vuelco en su realidad, el mundo giraba con cierta violencia que lo hacía abrir y cerrar los ojos cada dos segundos.
Juan se acerca a Miguel, susurrando y con mucho cuidado de que nadie escuche:
- Miguel, ya se quién es este tipo
-¿Qué? Y si boludo, es Eduardo, eduardo de la escuela! - Entre risas- ¡Ya estas en pedo!-
- ¡NO! No estoy en pedo, y ya se, este es el hijo de los Mora, la familia que se gano un fangón de guita con eso de la quiniela o no sé que mierda. Por eso se rajaron de un día para el otro, no le dijeron nada a nadie, y antes que alguién lo sepa ya habían volado re lejos de aca.
-¿No te digo yo? Vos ya estas en pedo, es todo verso eso, ¡mira si este tipo va a tener tanta guita y andar por aca!
- ¿No te dijo que vino a recibir unas cosas que le dejo el viejo? Mirá, revisale la campera, para mi que este vino a cobrá-
- A mi no me metá en tus ideas, se va a enojar para la mierda si te llega a pescar.
- Dejame nomá, mirá, mira que tiene acá-
Juan revuelve los bolsillos hasta que dentro de uno interno encuentra unos recibos de extracciones de dinero, grandes sumas en días consecutivos, tal vez en cada banco de cada ciudad que se había recorrido en casi cien kilometros para terminar en ese bar o en el cuarto donde se este hospedando Eduardo. Juan lo había confirmado, era la oportunidad que pensaba y la que esperaba; Hasta había encontrado una razón que lo justificaba y más lo insitaba a hacerlo. Tiempo antes que los Mora se fueran, José y Eva Mora comenzaban una crisis económica inestable, creandose (y creandole al resto también) deudas importantes con, como suele ocurrir en pueblos chicos, un apretón de manos y una promesa de saldar la deuda lo antes posible. Pero no, eso nunca paso, y no tan solo eso, sino que contando con el dinero adeudado y mucho más, los Mora decidieron marcharse sin pagar, sin despedirse, sin siquiera preocuparse, sin cumplir.
-Escuchame Miguel, la cosa es simple, vamo a hacerlo mierda. Este tipo es una caca, este tipo lo cago a tu viejo, a mi viejo y a todos los que estamos aca capás.
- Pero, ¿Qué estas diciendo Juan?-
- Lo que te digo, este tipo esta forrado en guita, mira toda la plata que tiene. Viene manejando desde la loma del orto, ¿Para que mierda viene aca? Ni puta idea, no me interesa, pero yo aca estoy seguro que este guarda la plata en el colchon, es muchisimo y todo en billetes. Miguel, chau deudas, chau trabajo de mierda que nos rompemo el lomo para pagarle a otros lo que ya no tenemos, chau peblo seco que perdido en la nada nos deja perdido a nosotros también, chau humildá, chau mal sabor... Y todo con una bala, o un garrotaso en la cabeza, la que sea mejor.
Y en los ojos de Miguel, a pesar de que estaban entrecerrados, brillo una avaricia nunca antes revelada. Como por arte de magia, el alcohol ya no mantenía sus efectos sobre su cuerpo, no obstante tampoco tenía el control absoluto de sus reflejos.
Eduardo vuelve zigzagueando, se acerca a la mesa y termina de tomar el ultimo vaso de cerveza, se pone su abrigo y se despide y disculpa a la vez por no tener mas tiempo, mañana será otro día y tenía que partir. Juan y Miguel se miran fijo a espaldas de Eduardo, ambos entienden y saben qué es lo que el otro quiere hacer.
Siguen a Eduardo con cierta distancia, como en otra naturaleza sería mero instinto. Lo ven entrar a un hotel del pueblo, que por aquellos lados es una vieja estancia con mas de veinte habitaciones. La número catorce era la de él.
El 16 de Mayo a las once de la mañana la mucama encuentra el cuerpo de Eduardo Miguel Mora sin vida sobre la cama, lo habían golpeado varias veces con un adoquin de 5 kg hasta ocasionar la muerte y hasta deformación del mismo cráneo.
Tres dias despues el cuerpo de Miguel fue encontrado a tan solo sesenta kilometros mas al sur, en la tranquera de una estancia privada, yacía sujeto de una soga al cuello, una noche completa colgo el arrepentido. Pero tal vez esta es otra historia ya leída, en donde el destino de un traidor es morir bajo sus propias manos, esa es su propia sentencia.
Juan se volvió loco, perdió la cordura dos semanas después. El miedo de sentirse buscado y las imagenes del hecho le habían quitado el sueño, el hambre y "la buena vida". Hay gente que esta hecha con otra madera, o cabezas mas preparadas quizá; es raro pensar que para algo tan terrorifico.
Pero ya sea un fangón de guita, unos lingotes de oro, o joyas; ya sea hoy, hace cuarenta años o dos mil años atrás, nosotros seguimos tropezando con la mísma piedra. Y el destino juega a repetirse nuevamente en otro desdichado más que ignora lo que puede pasar. Y el circulo, vuelve a comenzar.
R. Privato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario