"Espere - Dijo Gustav con amabilidad-. De hecho, no conozco (o ya no conozco) el concepto de deber. Antes tenía mucho que ver con él debido a mi función, yo era profesor de teología. Ademas fui soldado y participe en la guerra. Nada de aquello que consideraba deber y que en cada oportunidad me ordenaban las autoridades y los jefes era bueno; siempre hubiera preferido hacer lo opuesto. Pero a pesar de que ya no conozco el concepto del deber, sí conozco el de la culpa... y tal vez ambos sean lo mismo. Como una madre me parió, soy culpable, estoy condenado a vivir, estoy obligado a pertenecer a un estado, a ser soldado, a matar, a pagar impuestos que se utilizarán para armamentos. Y ahora, en este instante, igual que durante la guerra, la culpa de vivir me vilvió a llevar a matar a alguien. Y esta vez no mato con disgusto; me entregué a la culpa, no tengo nada en contra de que el mundo tonto y ciego se rompa en pedazos. Ayudaré con ganas y estoy dispuesto a destruirme a mí mismo en el camino."

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